...Hay que comerse el mundo, sino el mundo te come...

sábado, 1 de octubre de 2011

Fuerzas


Estaba muy asustada, los médicos no sabían que me pasaba, llevaban meses haciéndome pruebas. Me mareaba continuamente, me dolía la cabeza durante todo el día y, a veces, un dolor punzante me acechaba en el estómago.
Un día me desperté con muchísima fiebre, al levantarme para ir a avisar a mis padres me desmayé, según me dicen, di fuertemente con el pico de la mesa, me llevaron al hospital y, me hicieron una radiografía en la cabeza, ya que había sido la parte del cuerpo mas afectada.
Ahí estaba lo que buscaban, un tumor presionaba fuertemente a la parte superior de mi cerebro y se ramificaba en miles de bultitos alrededor de todo el cráneo.
¿Cómo es posible que no se hubieran dado cuenta antes?
Según dicen estaba muy escondido, y a muy pocas personas le sucedía esto.
Recuerdo cuando nos dieron la noticia, sí. Tenía cáncer, una variedad desconocida, de la que apenas había  cura. Mis padres lloraban, no se creían lo que estaban escuchando, me abrazaban mientras me decían que todo se arreglaría. Yo, no estaba tan segura de ello, pero me tragué mi angustia, les sonreí y les dije que no se preocuparan, que yo estaba perfectamente, ¡seguro que dentro de poco estaré bien ¡, les dije.
Inmediatamente me llevaron a una habitación, mis padres se quedaron fuera, pues el médico quería hablar conmigo, entró, me tomó la tensión, el pulso y me pinchó el dedo meñique para tomar un pequeña muestra de mi sangre. Al poco tiempo entró una enfermera y me clavó una agujita en el brazo, a continuación enlazo el suero con esta.
Era una sensación extraña, no me agradaba mucho, sentía una continua punzada en el brazo y notaba como el suero pasaba a la sangre. Agh, no pude evitar marearme, ¡seguro que parecía un marcianito! Estaría pálida. Luis, el médico que me atendía, me explico el procedimiento que tenia esta enfermedad y el tratamiento que debía llevar.
De repente unas lagrimas cayeron por mis mejillas, posiblemente moriría al poco tiempo, seria muy difícil salir de esta. Pero tenía que ser fuerte. Tan solo tengo 14 años, pensaba en todo lo que me perdería, mi sueño de ser profesora de infantil, salidas con mis amigos, momentos familiares… ¿Por qué me estaba pasando todo esto a mi? ¿Qué había hecho para merecerlo? No lo podía entender, no comprendía nada. Ya que estaba algo indispuesta le pedí a Luis que me dejara sola durante un tiempo, y que no  se lo dijera a mis padres, quería que llevasen mi enfermedad lo mejor posible. En ese momento me puse a pensar,  al cabo de media hora o así paré de llorar, tomé una decisión, si iba a morir quería hacerlo lo más feliz posible, tenía que disfrutar, como fuera, de cada momento que me regalaba la vida. Los siguientes días fueron pesados, lentos, insoportables, dolorosos…
Tenía que probar distintas medicinas, dependiendo de cada persona hacia efecto o no, jarabes, pastillas, inyecciones… A veces, vomitaba, otras me provocaban dolores alrededor de todo el cuerpo, que cada vez eran más intensos, de vez en cuando, mejoraba,  pero cuando todo parecía marchar bien volvía a decaer.
Enero, febrero, Marzo, Abril…Ninguna medicina me hacia efecto, incluso había aumentado el número de tumores, me los extirpaban pero volvían a salir otra vez. En junio empecé con la quimioterapia, al poco tiempo el pelo se me empezó a caer, estaba calva, no podía soportar esa idea, todo el mundo me vería como un monstruo. En diciembre, cuando parecía que el cáncer había desaparecido, me dieron el alta, y me fui para mi casa, tenía que hacer reposo, pero al menos estaría más cómoda, estaba feliz de estar allí, de tumbarme en mi cama y sentir como me hundía en ella. Las navidades fueron maravillosas, las cogí con unas ganas tremendas, pero, unos días después de reyes empecé a tener dolores de nuevo, pero esta vez mucho más fuertes, no podía mover las piernas, no las sentía. Me llevaron al hospital como pudieron, y me empezaron a hacer más pruebas. Yo ya no sabía que pensar. Me hicieron un Tac, empecé a  notar sobresaltados al los médicos, había mucho movimiento, eso me creaba inquietud. Entonces me llevaron a quirófano enseguida, no me decían nada. Cuando desperté me lo explicaron, los tumores no habían desaparecido sino que se habían expandido por la vejiga, por el estómago... Durante un mes siguieron con la quimio, y con unos antibióticos, pero se dieron cuenta de que no podía hacer más,  nada me hacia efecto y cada vez estaba mas débil, tenía los labios y las manos agrietadas y en la cabeza tenia pequeñas heridas que me dolían a más no poder, sentía como me iba consumiendo, era como una vela, que se apagaba poco a poco.
¡Me dolía tanto! Los iba a dejar, los iba a dejar solos, me marchaba, me iría en cualquier momento, no quería, ¡no quería! , necesitaba vivir.
Hablé con mis padres, con mi familia, me despedí como debía, le di las gracias por cada momento en lo que habíamos estado juntos, por su apoyo y por su amor. Les pedí que fueran fuertes, que yo sería feliz en donde quiera que estuviese, y que ellos siempre podría recordarme, eso era lo que yo quería.
 El tiempo pasaba lento, cada minuto eran horas para mí, el dolor era incalmable, y ya había perdido el olfato y la vista, no veía nada, solo manchas de colores.
Semanas más tarde, los brazos se paralizaron también y no podía hablar, me sentía muerta, no servía, era un cuerpo inerte que lo único vivo que tenía era el corazón y los pulmones. Ya sentía que llegaba mi hora, mi respiración iba descendiendo, y mis pulsaciones también. Empecé a escuchar un ruido intenso, tanto que me dolían los oídos y, cuando me di cuenta no escuchaba. En ese momento solo pensaba una cosa: en mis padres, en como lo estarían pasando, porque no podía sentirlos, ni olerlos, ni escucharlos…Intentaba gritar, pero no salía nada, intentaba llorar, pero no era capaz.  
Ahora me era imposible respirar, me ahogaba, no sentía nada, ya había llegado el momento, mi momento, ya iba a terminar todo.

"Aunque la vida nos presente situaciones complicadas, siempre hay que ser feliz, afrontarlas, y seguir hacia delante" 
Un día escuché esta canción, y sentí la necesidad de escribir una historia sobre ella. 

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